Las personas son dignas en la medida en que se mutuamente tanto a ellas como a los otros.
La dignidad de las personas es inalienable, por tanto, nadie está facultado para reducirla, menoscabarla o anularla.
Ninguna persona debe ser tratada como algo sin valor, toda persona tiene una dignidad intrínseca e inalienable.
Nadie tiene derecho a tratar a otro como si fuera un objeto, toda persona tiene derecho de ser libre sin ser pisoteada.
Siendo las personas dignas, no pueden tolerar una ofensa ni una injusticia, por lo tanto, respetan y protegen su dignidad a toda costa.
Todo el mundo tiene dignidad, incluso el más humilde de los seres humanos.
Toda persona tiene una dignidad intrínseca que debe ser respetada a toda costa.
Las personas merecen ser respetadas por lo que son, tienen derecho a la dignidad y a la felicidad.
Es muy digna de respeto la persona humana, ya que es el único ser vivo que puede reflexionar sobre sí mismo.
La dignidad de la persona humana es un don de Dios, y todos los seres humanos son igualmente dignos.
Ninguna persona tiene derecho a tratar a otra persona de una manera indigna, no hay nada más indignante que la desigualdad.
Toda persona tiene dignidad, independientemente de lo que haya hecho en el pasado.
Ninguna persona es indigna de ser amada, respetada y valorada.
Toda persona tiene un valor incalculable, simplemente por ser persona.
Las personas dignas son aquellas que no se doblegan ante nada ni nadie, saben lo que valen y lo que quieren, y no permiten que nadie les diga lo contrario.
La dignidad de una persona es inalterable e intrínseca a su ser, es lo que la hace única ante los problemas de la vida.
Un ser humano es digno en la medida que respeta y es respetado, nadie tiene derecho a violentar ni oprimir a otra persona en nombre de la dignidad.
Las personas son dignas por naturaleza, independientemente de lo que hagan o dejen de hacer.
Nadie tiene derecho a tratar a otro como si fuera un objeto, toda persona tiene derecho a ser tratada con igualdad y respeto.
Ninguno tiene derecho a suprimir la dignidad de nadie, la dignidad de la persona es lo más importante.
Toda persona tiene dignidad y es merecedora de respeto, respetar a las personas es una forma de valorar la vida.
La dignidad de una persona no se pierde ni se destruye, aun en las peores circunstancias.
La dignidad humana es inalienable, nadie puede ser objeto de discriminación por motivos de cualquier otra índole.
Las personas son dignas por naturaleza, independientemente de sus acciones.
Hay una dignidad en la persona que no se puede comprar ni vender, ninguna persona es inferior a otra, todas somos iguales.
La dignidad nos impulsa a ser mejores cada día y a luchar por un mundo mejor.
La dignidad nos hace sentir únicos e irrepetibles, ya que somos la única persona con nuestra propia historia.
Las personas somos dignas en nuestra capacidad de elegir y esforzarnos cada día.
Tú eres digna de respeto y amor, no importa lo que digan o piensen de ti.
Cada persona es digna en tanto en cuanto es respetada y valorada, nadie tiene el derecho de atentar contra la dignidad de las personas.
Las personas son dignas porque son únicas e irrepetibles, cada una tiene una historia que contar, unas experiencias que compartir y un potencial único que desarrollar.
Ninguna persona tiene el derecho de ignorar, menospreciar o despreciar la dignidad de otra.
Las personas son dignas por naturaleza, cada una tiene un valor único e inestimable, y todas merecen ser respetadas.
Ninguna persona es tan pobre que no tenga algo que ofrecer a los demás, toda persona tiene un valor intrínseco, independiente de lo que piensen o digan de ella.
La dignidad de la persona es el reconocimiento de que todos somos iguales ante Dios y que, por lo tanto, todos somos dignos de respeto.