La lápida de papá

Ni siquiera fui antes de irme a Polonia, a sabiendas de que mi ausencia se prolongaría casi por dos años. Es más: a sabiendas de que quién sabe si regresaría. (Pero cómo no regresar a mi México tan querido.) Tampoco fui cuando volví. Esto quiere decir que hacía, más o menos, cinco años que no…